A LA SALADA A 70KM/H

A LA SALADA A 70KM/H

Cuatro personas y un perro. Una Combi azul celeste año 74 bautizada como La Chora. Una carretera de seis horas se vuelven doce con esta caravana, y las risas, la energía, las historias y la gasolina no dejan de fluir. Todo con tal de llegar al mar, subirse a la tabla, cruzar las primeras olas y surfear. Para muchos, una de varias, para Bosco (un labrador más humano que perro) la primera vez.

Ranchito por la mañana, nuestra llegada con nervios de emoción a primera vista. Y una salida exquisita con sabor a café, huevos a la mexicana, quesadillas, macizas tortillas recién hechas y hot cakes. Todo eso en una mañana. Por la tarde, La Salada. El paraíso mantenido, intacto, tranquilo. Sus colores en el cielo no dejan de sorprender. No se puede no estar en el agua despidiendo al sol con su radiante naranja que nos dice una vez más “hasta mañana”.
 

De noche La Chora se vuelve nuestro punto de encuentro, donde compartimos las historias que nos trae cada ola. Un momento mágico, en un espacio sin espacio, en un tiempo sin tiempo. Solo nosotros, Bosco, La Chora y el presente. 

Momento del baño. Ese regaderazo fugáz que te pide el cuerpo para dormir tranquilo. Tomamos la barra de jabón y el CECO que ya llevamos puesto. La regadera nos recibe y CECO nuevamente cumple con su trabajo de apapacharnos al salir. Una nueva aventura nos espera al día siguiente en este bello paraíso.

 

 

 


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